miércoles, 20 de noviembre de 2013

PESCA DESTRUCTIVA

Según la FAO, la pesca destructiva, como por ejemplo la pesca de arrastre, desperdicia más de 7 millones de toneladas de organismos marinos al año, a la vez que destruye hábitats como los arrecifes de coral y montañas submarinas que pueden tardar décadas o siglos en recuperarse. Oceana trabaja para asegurar que la pesca se adecue a los datos científicos y que se reduzcan drásticamente las capturas accidentales y sus efectos sobre los ecosistemas marinos.

El amplio uso que se hace de las redes de arrastre de fondo y las dragas para la pesca comercial daña el fondo marino, junto con los corales, esponjas de aguas frías  y otros organismos marinos que habitan en el lecho marino.
Las redes de arrastre  de fondo y dragas son muy destructivas porque arrasan el fondo marino  y exterminan todo tipo de vida.  Las redes de arrastre y dragas son inmensas y pesadas. Se abren por medio de puertas y pesan varias toneladas cada una de ellas. Los barcos arrastran estas redes sobre grandes extensiones del fondo marino para capturar pescado. Entre las especies objetivo se encuentran la gamba, el bacalao, la merluza, el lenguado, el carbonero y el pez roca. Las dragas se utilizan para capturar vieiras, almejas y otras especies similares.
El arrastre de fondo es también una técnica de pesca destructiva, en términos de descartes, capturas accidentales, colapso de los stocks pesqueros e impacto en los ecosistemas marinos.


Es más, la flota de arrastre continúa expandiendo su actividad. A medida que los métodos de pesca son más sofisticados y los caladeros tradicionales se agotan, los arrastreros europeos buscan nuevas pesquerías en zonas más profundas. Los científicos han dado la voz de alarma sobre muchas especies objetivo, como el pez reloj anaranjado y el granadero, que están ya sobreexplotadas.

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