sábado, 23 de noviembre de 2013

AGUAS SUBTERRANEAS

Aguas subterráneas

A mediados del decenio de los noventa, las aguas subterráneas abastecían hasta el 50 por ciento de la
 población de América del Norte y a más del 90 por ciento de los habitantes de zonas rurales (EPA 1998, 
Statistics Canada 2000).
Actualmente, los numerosos compuestos peligrosos empleados en la industria y la agricultura amenazan la
 calidad de las aguas subterráneas. Los contaminantes de fuentes difusas están presenten en varios pozos 
superficiales en toda la extensión de grandes regiones de América del Norte (Moody 1996). La actividad 
agrícola es la peor infractora: el empleo de fertilizantes artificiales en la región aumentó de 15 a 22,25 
millones de toneladas por año durante los últimos 30 años (IIFA 2001).
A pesar de que la contaminación por nitrógeno raramente supera los niveles de riesgo potencial para la 
salud, es igualmente un problema crónico para los habitantes de las Praderas que dependen de los pozos
para obtener agua, y afecta en cierto grado las aguas subterráneas de 49 estados de Estados Unidos 
(OECD 1996, Statistics Canada 2000). Los nitratos, si se consumen en altas concentraciones, pueden 
causar metemoglobinemia infantil o síndrome del bebé azul (Sampat 2000).
En el período de 1993 a 1995, se detectaron también bajas concentraciones de plaguicidas en aguas 
subterráneas poco profundas en el 54,4 por ciento de los sitios estadounidenses examinados. A pesar 
de que las concentraciones de plaguicidas raramente superan las normas de agua potable, algunos 
científicos indican que los efectos combinados que tienen en la salud y el medio ambiente no se evalúan 
lo suficiente (Kolpin, Barbash y Gilliom 1998).
Los tanques de almacenamiento bajo tierra que contienen, por ejemplo, productos del petróleo, 
ácidos, productos químicos y solventes industriales, son importantes causas de contaminación de 
aguas subterráneas (Sampat 2000). A menudo, los tanques no son los adecuados para almacenar 
esas sustancias o no han sido instalados como corresponde. En 1998, se descubrió que más de 100.000
 tanques de petróleo en Estados Unidos tenían pérdidas. Los Fondos destinados a medidas correctivas
 para tanques subterráneos de los estados ayudaron a limpiar muchos de los sitios estadounidenses (US
 EPA 1998).
Los sistemas con fosas sépticas, la fuente más grande de desechos vertidos en la tierra, contienen 
numerosos contaminantes orgánicos y se sospecha que sean uno de los causantes clave de contaminación 
de pozos rurales. Es posible que entre una tercera parte y la mitad de los sistemas de fosas sépticas de 
Estados Unidos estén funcionando deficientemente (Moody 1996).
La disponibilidad a largo plazo de aguas subterráneas en regiones agrícolas áridas es una cuestión prioritaria.
 En general, los niveles de aguas subterráneas dejaron de disminuir durante el decenio de los ochenta 
pero el agotamiento de las reservas de aguas subterráneas aún representaba cerca del 10 por ciento de 
las extracciones totales de agua dulce a mediados del decenio de los noventa en Estados Unidos (OECD 1996).
 En 1990, el 62 por ciento del cultivo de regadío dependía de los recursos de aguas subterráneas (OECD 1996,
 Sampat 2000).
Entre fines del decenio de los ochenta y principios del de los noventa, todos los estados de Estados Unidos
 promulgaron leyes relativas a las aguas subterráneas (TFGRR 1993, Gobert 1997). El gobierno federal de 
Canadá puso en marcha nuevas leyes nacionales sobre cuestiones en materia de medio ambiente, comercio 
y aguas subterráneas (EC 1999a). A pesar de que, tradicionalmente, la gestión de aguas subterráneas ha 
considerado aguas superficiales y subterráneas por separado, las interacciones entre ellas tienen efectos 
directos en la calidad del agua y la hidraulicidad, y en la salud de los humedales, la ecología ribereña y los
 ecosistemas acuáticos en general (Cosgrove y Rijsberman 2000).

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